CABELLO DE ÁNGEL (Huevos hilados)

Se toman 6 yemas de huevos frescos y se ponen sobre un cedazo no muy fino, que cubra una fuente; se rompen un poco con un tenedor y se deja que pasen por gravedad.

En una cacerola se prepara un almíbar con 1/2 kg de azúcar fino que se cubre con agua al mínimo y se pone a fuego fuerte; cuando está a punto se deja en el fuego.

Se colocan las yemas ya cernidas en un colador especial que se mueve muy despacio de modo que hilos líquidos de yema caigan sobre el almíbar hirviendo, cubriendo lentamente con esa lluvia toda la superficie del almíbar, de tiempo en , tiempo se añade un chorrito de agua fría para evitar que el almíbar se haga cara­melo; terminados de pasar los huevos se retira la cacerola del fuego y con una espumadera se sacan los hilos amarillos que se sumergen en agua fría; luego se dejan escurrir y resultan los clásicos hilos dorados y dulces.

Si se añade al almíbar, antes de comenzar, un poco de la clara habitualmente adherida a la yema que queda en la cacerola se facilita la operación en cuanto determina en el almíbar una espuma albuminosa persistente.

Es una óptima manera de dar huevo al niño desde el 7° mes de su vida y de endulzar los platos fríos.

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