Los purés se integran como una forma física de la comida; se dan al pequeño como masa semifluida porque todavía no sabe usar sus dientes y constituyen una etapa importante de la educación alimentaria puesto que al simple acto de chupar lo sustituye ahora la necesidad de reconocer y manejar dentro de la boca una sustancia pastosa, que demanda una coordinación especial para el acto de tragar.
Durante el segundo semestre de la vida, los purés forman una parte principal del régimen, y hay que saber varias cosas al respecto: no se debe dar en la misma comida sopa y puré porque son alimentos dietéticamente equivalentes; la sopa aporta más minerales por el caldo, pero ello se obtiene diluyendo el puré con leche o manteca que también los aportan. Por regla el puré es un alimento carecido, cuando se lo da como único plato tiene que ser siempre adicionado con queso duro rallado, o huevo duro picado (clara y yema), o carne picada, o morcilla.
Esto es para el bebe, en los niños mayores el puré, generalmente, acompaña otras comidas, principalmente la carne.