Problemas de alimentación en niños con trastornos del espectro autista

Los  trastornos del espectro autista (TEA) son un conjunto de alteraciones del sistema nervioso central que afectan al desarrollo infantil. Los pequeños afectados tienen alteradas el área social, comunicativa y la actividad (su conducta es restringida y repetitiva).

Los niños que padecen TEA tienen dificultades para entender las normas sociales como pueden ser las que establecen los profesores en la escuela o los padres en el hogar, las de cortesía, las del juego, las viales, los hábitos higiene personal o de alimentación, y por tanto, para saber actuar ante ellas como corresponde en los diferentes contextos.

Enseñarles un sistema de normas claras, concisas y constantes, y en todos los contextos (por su dificultad para la generalización de los aprendizajes) les ayuda a que su comportamiento sea más adaptado, se sientan más seguros y su grado de autonomía sea mayor.

Alteraciones más frecuentes en su alimentación

Una alimentación equilibrada es esencial durante la etapa de crecimiento, pues aporta la energía necesaria y los nutrientes de construcción esenciales para esta edad.

Comer variado durante la niñez optimiza el desarrollo madurativo (motor, cognitivo, perceptivo y emocional), instaura  hábitos saludables y previene en la edad adulta varias enfermedades como la obesidad o la diabetes.

Un alto porcentaje de niños con TEA padecen alteraciones en la alimentación.

Entre algunos de los principales motivos de su existencia se encuentran los citados a continuación:

1-     Alteraciones sensoriales debidas a la hiposensabilidad (poca sensibilidad) o hipersensabilidad (mucha sensibilidad) que provocan manifestaciones auditivas (molestias producidas por el ruido de la masticación de los alimentos), visuales (la presentación de los platos o forma y color de los alimentos produce aceptación o rechazo), olfativas (los niños con TEA notan mucha intensidad en ciertos olores), en el tacto (ciertas texturas pueden ser rechazadas por no ser aceptadas dentro de la boca o al ser tocadas con las manos) y en los sabores (algunas comidas les resultan desagradables).

2-     Hipersensabilidad alimenticia: rechazo a ciertos sabores, texturas o temperaturas y consumo fijo de determinados alimentos aceptados.

La diversificación de los alimentos en muchos casos resulta lenta y complicada hasta tal punto de producir malnutrición.

3-     Condicionamientos clásicos negativos: la relación estímulo-respuesta es negativa. Por ejemplo, si el pequeño después de comer un cierto alimento tiene dolores abdominales o náuseas tendrá un recuerdo negativo que se extenderá a otros alimentos similares y generará la negativa a comerlos.

4-     Intolerancias y alergias alimentarias: a veces el pequeño con TEA no quiere consumir ciertos alimentos porque le provocan dolores estomacales, reflujo, úlceras o reacciones alérgicas.

Algunas de las alteraciones más frecuentes en niños con TEA son las siguientes:

–       No aceptar probar alimentos nuevos y tener un listado de alimentos a consumir que es extremadamente limitado: la ingesta de alimentos viene condicionada por la textura, olor, sonido en la masticación, consistencia, etc.

–       Comer cualquier sustancia y material sin discriminar si es comestible o no (pica): el consumo de plastilina, pintura, papel, colonia, tierra, plantas, insectos u otros materiales es peligroso por el riesgo de atragantamientos, intoxicaciones, perforaciones intestinales o alergias.

–       Comer compulsivamente, sin saciarse nunca: comer sin mesura conduce a la aparición de la obesidad  y otros problemas de salud.

–       Tener conductas o hábitos poco adecuados en los tiempos de comida como por ejemplo,  oler o tocar los alimentos, levantarse de la silla, uso inadecuado de cubiertos,  escupir, etc. Estas condicionan la vida familiar ya que elimina las salidas a casas de amigos o a restaurantes.

La intervención temprana en los problemas de alimentación evitará carencias nutricionales graves que afecten al correcto desarrollo del pequeño y complicaciones en la edad adulta.

El desequilibrio nutricional, tanto el exceso como la falta, compromete la vida activa y el desarrollo cognitivo del niño.

Además, es importante saber que la toma de ciertos medicamentos provoca en muchos casos efectos secundarios sobre la sensación e hambre y ciertas alteraciones en el gusto.

Estrategias que te ayudarán a abordar los problemas de alimentación

–       Asegura un ambiente tranquilo en el tiempo de la comida.  Evita todo lo posible las discursiones y la presión.

–       Asegura un entorno controlado, sin demasiada carga estimular ni mucho ruido.

–       Muestra una actitud tranquila (sin ansiedad)  frente al pequeño y de confianza.

–       Prioriza objetivos, no abordes varios a la vez si se quieres garantizar el éxito.

–       Recurre al uso de apoyos visuales asociados a un premio o recompensa agradable. El niño debe saber  cuál es la comida que se le va a servir y cuál será su premio por terminarla. Una buena forma de hacérselo entender es mediante el uso de fotografías o dibujos (pictogramas).

–       Crea rutinas alimentarias controladas y estructuradas, evitando todo lo posible los cambios inesperados.

–       Finaliza el tiempo de la comida mostrando al pequeño el plato vacío, de esta forma aprenderá que no se termina cuando él decide sino cuando ya no hay nada en el plato.

–       Evita el acceso libre a sus alimentos favoritos para que no los consuma antes de las comidas principales,  si no se le quitará el hambre.

Actuaciones que debes evitar

–       Ofrecer comida sin asegurarse que ha tragado la anterior por completo, así se evita que acumule comida en la boca sin llegar  a tragarla.

–       Obligarlo a comer.

–       Engañarlo mezclando los alimentos que rechaza con otros que si admite.

–       Añadir en cada comida alimentos nuevos para observar cual acepta y cual rechaza.

–       Poner el plato más lleno que la capacidad que tiene el niño de comer.

–       Presentar en diferentes momentos del día la misma comida varias veces.